Escalabilidad en la computación en la nube: significado y ventajas

La escalabilidad  es una de las características clave de la computación en la nube, y una de las principales razones por las que los servicios en la nube son cada vez más populares en las empresas. Pero, ¿qué significa exactamente la «escalabilidad»? Averigüémoslo.

¿Qué es la escalabilidad en la computación en la nube?

La escalabilidad en la nube es la capacidad de aumentar o reducir los recursos informáticos según sea necesario para satisfacer una demanda cambiante.

Escalar los recursos informáticos para hacer frente a las necesidades cambiantes de una empresa siempre ha sido posible hasta cierto punto, pero la principal diferencia entre escalar los servicios en la nube y hacer lo mismo con la infraestructura física ubicada en las instalaciones es que, con la computación en la nube, la escalabilidad puede conseguirse de forma más rápida y eficiente, y el tiempo de inactividad es
mínimo o nulo.

El tiempo necesario para actualizar la infraestructura física puede medirse en términos de semanas o meses y, generalmente, es un proceso muy invasivo. Sin embargo, con la computación en la nube, la escalabilidad se produce en una fracción de ese tiempo y no interfiere apenas en el flujo de trabajo.        

Escalabilidad horizontal y vertical en la computación en la nube

No toda la escalabilidad es igual: dependiendo de lo que se haga para ajustar sus recursos informáticos a sus necesidades, podemos referirnos a la escalabilidad como vertical, horizontal y, en algunos casos, diagonal. La razón por la que los distintos tipos de escalabilidad reciben su nombre de direcciones en el espacio es muy intuitiva una vez que se indaga en lo que cada una significa:

• La escalabilidad vertical, también conocida como escalabilidad ascendente o descendente,  consiste en añadir más recursos (como RAM o potencia de procesamiento) a un servidor existente para adaptarse a una carga de trabajo que va en aumento. Es el tipo de escalado más sencillo, pero también el más limitado, porque las capacidades de un servidor no pueden ampliarse infinitamente.
• La escalabilidad horizontal, generalmente denominada escalabilidad hacia dentro o hacia fuera, es más compleja que la escalabilidad vertical, ya que implica añadir más servidores a la infraestructura en la nube original de una empresa para hacer frente al aumento de las necesidades. Es más difícil de conseguir, pero no tiene las limitaciones de la escalabilidad vertical, ya que su organización puede, en teoría, ampliar sus recursos informáticos hasta el infinito.
• La escalabilidad diagonal es lo que ocurre cuando se combinan la escalabilidad vertical y la horizontal. Por ejemplo, una empresa puede escalar verticalmente hasta alcanzar el límite superior del servidor y, a continuación, clonarlo para añadir más recursos según sea necesario. La combinación de ambos métodos hace que la escalabilidad diagonal sea flexible y capaz de hacer frente a la imprevisibilidad de unas demandas que cambian rápidamente.

Ningún tipo de escalabilidad es intrínsecamente mejor que los demás: simplemente son diferentes, y lo que más importante es que usted encuentre la disposición que más le convenga para sus propósitos.

Las ventajas de la escalabilidad en la computación en la nube

La escalabilidad en la nube ha marcado una diferencia en cada vez más empresas en los últimos tiempos. Estos son algunos de los motivos:

• Comodidad: escalar sus recursos en la dirección que necesite. Esto es posible generalmente con unos pocos clics de su departamento informático y no necesita una revisión a fondo.
• Rapidez: la escalabilidad permite a su organización responder y actuar rápidamente ante los cambios en la demanda, todo ello sin sufrir largos períodos de inactividad para poder actualizar equipos obsoletos, mejorando así su rendimiento general y la calidad del servicio al cliente.
• Rentabilidad: los proveedores de servicios en la nube solo cobran por los recursos que está utilizando realmente en ese momento, lo que le ahorra el importante coste inicial de adquirir y mantener equipos redundantes que no necesita y que que solo están ahí por si se produce un pico de actividad.
• Fiabilidad: la flexibilidad de la computación en la nube no solo hace que su empresa sea más adaptable a las fluctuaciones de la carga de trabajo, sino que también facilita la recuperación de sus datos en caso de una pérdida importante causada por un desastre natural o un ciberataque a gran escala; todo ello sin el coste añadido de mantener un centro de datos secundario.

La diferencia entre elasticidad y escalabilidad en la computación en la nube

A primera vista, las palabras «elasticidad» y «escalabilidad» pueden parecer intercambiables: después de todo, ¿qué hace la escalabilidad, sino hacer que sus recursos informáticos sean más modulables y capaces de adaptarse a una carga de trabajo cambiante?

En el contexto de la computación en la nube, sin embargo, existe una diferencia clave entre elasticidad y escalabilidad que no podemos ignorar.

La elasticidad es la capacidad de un sistema para expandirse y contraerse en función de los cambios a corto plazo que se sucedan en la carga de trabajo y el tráfico, como por ejemplo un repentino y efímero pico de actividad en un sitio web que coincida con una promoción especial de vacaciones. Por otro lado, la escalabilidad  opera más a largo plazo y se planifica estratégicamente para adaptarse al crecimiento general de su empresa.

Las distintas empresas dependen de la elasticidad y la escalabilidad de formas diferentes en función de sus actividades y necesidades: la elasticidad es imprescindible si trabaja en un campo donde los aumentos impredecibles de la carga de trabajo son habituales, mientras que la escalabilidad es más importante si su crecimiento tiende a tener un patrón más previsible.

Acer DaaS es un ejemplo de escalabilidad en la nube

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